Resumen:
La circulación del océano a nivel de superficie es promovida directamente por la fricción del viento, gravedad, gradiente de presión, rotación de la tierra e interferencia de los continentes; e indirectamente por la intervención de la radiación solar.
En cuanto a la circulación atmosférica superficial, ésta se compone básicamente de tres celdas:
a) La primera entre los 30°N y 30°S se encuentra en la zona de los vientos alisios, donde el aire seco causa la evaporación de grandes cantidades de agua en las regiones subtropicales, por lo tanto los mencionados vientos son responsables en esas latitudes del transporte de la energía latente.
b) Entre los 30° y 60° de latitud norte y latitud sur, se encuentran los vientos del oeste que componen la segunda celda y que trasladan la energía extraída del océano entre los 25° y 40° de latitud. Este es lugar de formación de los ciclones; los que constituyen el principal mecanismo de transporte térmico atmosférico a esas distancias del ecuador.
c) La tercera se ubica entre los 60° de latitud y los polos, donde se presentan los vientos del este causados por el movimiento ecuatorial de aire frío por la alta atmósfera.
Al imaginar y diagramar un océano ideal, de forma rectangular, donde aparecieran los vientos que soplan sobre la tierra en las distintas latitudes, la circulación se dividiría en varios anillos correspondientes a los cinturones de viento: Uno, en el sentido contrario a las manecillas del reloj en la región subsolar; una circulación en el sentido de las manecillas del reloj en el cinturón subtropical encima del Ecuador; un estrecho anillo a cada lado del Ecuador y un último en el sentido contrario a las manecillas del reloj en la región subtropical debajo del Ecuador. En cada anillo hay una corriente fuerte y persistente en la cara oeste debido a la rotación de la Tierra y a una compensación en la parte central y oriental.
La circulación oceánica se complica en la práctica, cuando se incorporan las masas terrestres al modelo ideal y se incluye el giro de la Tierra hacia el este, resultando un desplazamiento de su centro hacia el oeste e intensificándose la corriente en la cara de esa dirección.
Cuando se observa la realidad de la circulación oceánica en el océano Pacifico se puede apreciar, que las corrientes son más intensas en la superficie del mar y disminuyen sus fuerzas hacia el fondo, hasta casi desaparecer entre uno y dos kilómetros de profundidad.
Por otro lado se advierte así también, que en las regiones ecuatoriales el flujo es en general hacia el oeste, con excepción de una contracorriente que se dirige en el sentido contrario.
En las latitudes de 40° a 50° se aprecia, a su vez, un flujo general hacia el este. Solamente alrededor del continente Antártico surge una corriente que no se ve interrumpida por los continentes. En contraposición a esta Corriente Circumpolar que se desplaza hacia el este, existe otra corriente angosta, la Corriente de Deriva del Oeste, entre el continente Antártico y la Corriente Circumpolar.
Por su parte, las corrientes limítrofes fluyen en los bordes continentales, transportando agua cálida hacia los polos en el lado occidental de los océanos y agua fría hacia el Ecuador en el lado oriental de ellos.